Se ha conocido la sentencia del juicio al grupo conocido como «La Manada». Hace casi 2 años en los sanfermines, un grupo de 5 chicos (por llamar a semejantes bestias de alguna manera) violaron a una chica en una portería, supongo que habréis ido siguiendo el caso.
El hecho de que la sentencia haya considerado abuso sexual y no violación a lo ocurrido es indignante, asqueroso, frustrante.
Aunque de la deriva de la justicia podemos encontrar muchos ejemplos recientes, este caso me parece especialmente sangrante. Porque nos hace volver a muchas décadas atrás a las mujeres como colectivo, y los avances que han conseguido muchas de las que nos han precedido y muchas de las que siguen luchando a día de hoy por conseguir erradicar el machismo de nuestra sociedad. Porque desgraciadamente los comentarios de alguno de los jueces o las suspicacias creadas entorno a la figura de la víctima, no son meras anécdotas, sino el retrato de una sociedad que en conjunto está francamente enferma.

Tengo dos hijas y me preocupa
Tengo dos hijas y quizá por ello el tema me preocupa especialmente. No tanto por mí misma porque aunque sea también mujer y también haya vivido situaciones de machismo, pienso que tengo muy claras las líneas rojas. Y una vida en cierta manera «dirigida» que aunque no te blinde ante determinados abusos, creo que ya no es lo mismo que en edades más tiernas. Eso no quita que sigo observando injusticias a mi alrededor hacia las mujeres y que siempre mire de reojo si alguien -hombre- camina detrás de mí cuando vuelvo sola a casa de noche.
Los esfuerzos por educar a dos niñas para que sean mujeres libres que busquen siempre la igualdad en sus derechos y que sepan contrarrestar las situaciones en las que las mujeres salimos malparadas dan frutos cuando observo cómo desarrollar su forma de pensar y de evaluar la realidad.
Me consta que en el colegio se trabajan también en estos temas. Pues la educación tanto por las familias como por la escuela es fundamental para crear una sociedad sana e igualitaria (aquí hay ejemplos de trabajos de algunos centros educativos).
Para destrozar todo ese trabajo ya están las canciones de reggaeton. O algunos anuncios. O escuchar con rabia como tu hija, con tan solo 14 años llega a casa enfurecida porque en el kilómetro que separa el colegio de casa, hasta 3 hombres le han dicho alguna fresca un día en el que se le ocurre llevar minifalda.
En días como hoy parece que todo se hunde. Porque el futuro será femenino (o eso queremos creer..), pero el presente está claro que no lo es.
Deja una respuesta