Dra. Amalia Arce

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Cuando la tragedia se insinúa

06/05/2011 por Amalia Arce 10 comentarios

En mi última guardia, visité a un niño al que la mampara de cristal de la ducha de su casa le había caído literalmente encima rompiéndose, al manipular la puerta. Estaba hecha de vidrio templado, de forma que la rotura provocó que el cristal se hiciera añicos (y así lo pude ver pues el padre me enseñó la foto del desaguisado), con trozos tan pequeños que según algunos fabricantes resultan inofensivos. Y la realidad fue así, el niño sólo tenía pequeños cortes en diversas partes del cuerpo de muy pequeña consideración y sólo necesitó curas tópicas. Claro que otra cosa es el susto de sus padres, del propio niño y de su hermano. Estaban exaltadísimos y no me extraña, uno ante estas situaciones a veces piensa de más y se imagina lo que podía haber sido, y eso incrementa la ansiedad.
Ayer yo misma también viví una situación que me generó una mañana de ansiedad, aunque afortunadamente no pasó nada. Pero sólo pensar en lo que pudo ser, tuve el corazón desbocado un buen rato. Una de los primeras calles que tenemos que cruzar para ir al cole tiene un paso de cebra. Irene siempre va de mi mano y Laia suele ir cerca, y cruza sólo cuando yo lo hago y siempre es prudente, mira y comprueba. Estábamos cruzando el paso de cebra, Laia iba apenas unos centímetros delante mío. Un coche nos cedía el paso y de repente mientras estábamos a la altura del coche, por el otro lado pasa una moto a toda velocidad que no nos había visto y que obviamente no estaba respetando el paso de cebra. Por unos segundos vi la moto, grité a Laia y por suerte la cría paró. La moto le pasó a muy pocos centímetros.

Tengo que confesar que tuve un impulso agresivo que no reconocí como propio contra el individuo de la moto, pero que me salió del alma. De hecho después de abrazar fuertemente a mi hija le solté en la distancia toda una serie de improperios que hizo que mis hijas todavía se asustaran más y no sé si se llega a parar cuál hubiera sido mi actitud hacia él, pero seguro que no muy educada. No en vano había amenazado por imprudente lo más valioso de mi vida. Y en momentos así creo que nos convertimos en animales.
Es curioso como en escasos segundos pasaron muchas imágenes desgraciadas por mis retinas. Y el malestar por la descarga adrenérgica no se me pasó en un buen rato. Al igual que a mis pacientes del cristal roto.
Ahora que ya se me ha pasado el susto, reconozco que os utilizo de vez en cuando para desahogarme -jejeje-. Os deseo un buen fin de semana!

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Archivado en: Maternidad en primera persona Etiquetado como: accidente de tráfico, adrenalina, ansiedad, miedo, Urgencias

Comentarios

  1. Uma dice

    06/05/2011 en 06:42

    Lo que cuentas del "tontoelculo que se salta el paso de peatones cuando hay otro coche parado y gente pasando" es, por lo que veo, un mal común, más de una situación como la que describes la he vivido en carnes propias y fijate que aun me acuerdo de la sensación! si llega a ser con la niña me da algo…

    Responder
  2. Mamareciente dice

    06/05/2011 en 06:47

    Hace unos años yo vivía en Tarragona. No sé si recuerdas que hubo una explosión de gas en una vivienda en la Rambla y murió la familia y un turista que pasaba. Yo pasaba por debajo de esa casa todos los días al volver de trabajar, toditos.Tengo anécdotas simialres con mi marido.
    Esa sensación delo que pudo haber pasado…es mejor no pensarlo, de verdad.
    En cuanto a tu reacción es totalmente comprensible, empezando por el susto y acabando por la agresividad hacia el motorista.

    Responder
  3. accidentalmente.com dice

    06/05/2011 en 06:59

    Desde que tengo una hija me salen los insultos más feroces (cosas que ni imaginaba que tenía dentro!) cuando veo tentativas de atropello en plena calle… hay mucho loco suelto!

    Responder
  4. Anónimo dice

    06/05/2011 en 07:04

    Me alegro que tuvierais suerte y no pasara nada.
    A mi me atropelló hace unos años una moto del mismo modo que cuentas.
    No puedo creer que no sean conscientes de que si hay un coche parado en un paso de cebra será porque hay alguien cruzando.

    Responder
  5. Fina dice

    06/05/2011 en 07:24

    Al poco de ser madre, a menudo decía a mis amigas que todavía no eran mamás, "cuando tengáis un hijo sabréis lo que es el verdadero miedo". Los primeros meses de vida de mi niña, me quitaba el sueño que le pudiera pasar cualquier cosa.
    Se que ese temor seguirá toda mi vida, pero te acostumbras a vivir con él.
    Ver el peligro cerca de nuestros hijos hace que afloren nuestros instintos más primarios, y creo que así debe ser, aunque a veces esto se canalice en soltar improperios a un imprudente que puede poner en riesgo a otros con sus hechos.

    Responder
  6. Grumpywolf dice

    06/05/2011 en 07:43

    En Madrid hay MUCHAS MUCHAS motos (por no decir casi todas) que no respetan ni unas mínimas normas de tráfico, y resultan especialmente agresivas contra los peatones. Voy andando al trabajo y lo vivo a diario, ayer mismo casi me lleva por delante una moto de la misma forma que relatas (salió de detrás de un autobús que si que había parado en el paso de cebra). De hecho, es tal mi enfado y hartazgo que cuando veo en las noticias que ha muerto un motorista en un accidente en vez de darme pena pienso: "uno menos que me va a atropellar".

    Responder
  7. Tita dice

    06/05/2011 en 08:07

    ¡Vaya susto Amalia!

    La verdad es que yo desde que soy madre, no pongo la mano en el fuego por mi reacción en cuanto a sustos con ellas se refiere…me pasa como a ti, salto como un resorte. Hace 1 año o tal vez 2, me dieron por detrás en el coche, muy despacio menos mal. Lo único que pensé fue en ella (aún no tenía a la bebé) ¡menos mal que no iba! me lo hubiera comido con patatas, seguro!!

    Abrazos

    Responder
  8. enfermero9 dice

    06/05/2011 en 08:22

    Situación idéntica pero con un coche, medió tiempo de agarrar al mayor, el mediano lo llevaba de la mano, mi reflejo fue darle un patadón al coche y encima el tontolculo quería que le pagara el bolo de la carrocería, tuvo que escapar por patas para que no lo lincharan los padres que estaban en la puerta del colegio.

    Responder
  9. Cartafol dice

    06/05/2011 en 08:46

    Que miedo!!, que susto! más bien…a veces pasan así cosas que te ponen los pelos de punta y luego no dejas de pensar en todo el día en ello, y que pasaría si…
    Besos

    Responder
  10. @Mousikh dice

    06/05/2011 en 10:09

    Vaya susto! Menos mal que no pasó nada. Yo es que sólo de imaginar que le pudiese pasar algo a mi pequeño me pongo enferma. Creo que en una situación así, también le lanzaría unos cuántos improperios al de la moto.

    Responder

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