Desde hace un poco más de 2 años tengo una sombra que ha ido creciendo y ahora mide casi 90 centímetros. Se llama Irene y es mi hija pequeña. Tiene una devoción por mí tan extrema, que mientras esté yo casi no existen las demás personas.
Esta «mamitis» a nivel un poco más científico se denomina APEGO. La teoría del apego fue introducida a mediados del siglo XX por el psicoanalista John Bowlby (1907-1990). Bowlby era hijo de un cirujano de la Casa Real inglesa, perteneciente a una familia de clase alta. En aquellos tiempos la aristocracia británica consideraba que la atención parental excesiva resultaba contraproducente para los niños. Bowlby fue criado por una niñera, veía a su madre solamente una hora al día. A los 4 años, la niñera que era su principal cuidadora, se va de la casa. A los 7 años fue internado en un colegio mayor. En el futuro describirá sus propios procesos de separación como algo tan trágico como la pérdida de una madre. Sus experiencias le dotaron de una alta sensibilidad ante el sufrimiento infantil y dedicará parte de su vida al estudio de la ansiedad y la angustia de separación.

El establecimiento de un vínculo afectivo fuerte y confortable entre el niño y una figura de apego favorece el desarrollo óptimo de la persona el resto de su vida. Se diferencian diferentes tipos de apego, siendo el más deseable el apego seguro (que es el que me satisface sentir que comparto con mi pequeña).El desarrollo del apego se inicia en los primeros meses de vida. Los primeros días el recién nacido no diferencia entre personas familiares o no familiares. Sin embargo es capaz de reconocer a su madre por el olor o la voz. Entre los 3 y los 6 meses, suele producirse una reacción positiva frente a los desconocidos (se ríe con todo el mundo y no rechaza los brazos de los extraños), aunque ya es capaz de diferenciar a las personas conocidas de las desconocidas. Entre los 6 y los 8 meses el bebé empezará a inhibirse ante una persona extraña, conducta que se vuelve en temor hacia los 8-9 meses. Entre los 9 meses y el año aumentará la intensidad de la reacción frente a los extraños, adquiriendo su máxima intensidad hacia los 2 años. A partir de ese momento disminuirá, hasta los 4 años aproximadamente en qué el niño ya ha desarrollado las suficientes habilidades cognitivas para mantener la relación con sus figuras de apego aunque éstas estén ausentes.
MUY INTERESANTE!!..CREO QUE MI BEBE ESTA PASANDO POR ESO, BUENO EL YA TIENE 1 AÑO…PERO SU MAMITIS ES MUY EXTRAÑA, NOSOTROS NO VIVIMOS CON SU PAPA, CUANDO LO VE A EL, SE OLVIDA DE MI, YO NO EXISTO, CUANDO LO DEJO EN LA GUARDERIA, NO LLORA ESTA SUPER TRANQUILO,HASTA ESTA FELIZ QUE LO DEJE CON SU PROFESORA, PERO CUANDO ESTAMOS SOLOS EN CASA, NO DEJA DE LLORAR, APENAS VE QUE SALGO UN RATO DEL CUARTO O DE LA COCINA, SE HECHA A LLORAR…NO QUIER DORMIR SOLO (TOMANDO EN CUENTA QUE HACE DOS MESES ATRAS DORMIA SOLO EN SU CUNA)QUIERE QUE O ESTE CON EL EN LA CAMA Y QUE LO ABRAZE ..Y DE VERDAD ME ESTOY PREOUCUPANDO
Carlos González habla sobre este tema (la separación) en su libro Bésame Mucho. No es que quiera hacerle propaganda, pero a mí me sirió mucho leerlo. Me abrió los ojos y me permitió perder el miedo a seguir mi instinto de mamá a pesar de lo que dijeran los demás.
A mi hijo le pasa lo mismo cuando estamos en casa. Como a veces me veo obligada a salir a trabajar algunas horas él no sabe si en algún momento voy a volver a hacerlo y se asusta si me pierde de vista. Soy su referente, su mamá, su seguridad… Sino estoy… Se entristece y teme. Su papá lo hace genial, sus abuelos maravillosamente… Pero mamá, es mamá. Y a mí me llena de amor darle el amor que tanto necesita. Mientras más amor le doy, más tengo para darle. Disfruta de él. No te separes a menos que sea estrictamente necesario. Él te lo agradecerá y tú a él también. Un saludo.